Un poco de mi historia Hace ya unos cuantos años, alrededor del 2006, cuando todo comenzaba en el área dónde vivo. Fue cuando empecé a separar mis residuos domésticos, una tarea diaria que me llevo a una triste conclusión sobre mi alimentación: estaba con una dieta bastante deficiente, el contenedor de residuos orgánicos era bastante reducido en comparación con el de inorgánicos, latas, plástico, tetrabricks...

Es en esa altura en que comienzo a poner más atención a mis alimentos, prácticamente ya no comía ni carne ni pescado, mi dieta era a base de productos lácteos, los cuales eran en exceso porque me gustaban mucho, en fiambres de pavo, vegetales, no siempre frescos  y fruta en abundancia, eso sí,  sobre todo en las épocas de calor.

Poco tiempo después decidí que para poner remedio tendría que cocinar así que pensé qué mejor que tener una  alimentación completamente vegetariana. Y hasta el día de hoy fue una de las mejores y más brillantes ideas de mi vida.

Para resolver un tema, que podría traer confusión en el seno de mi familia, opté por fotografiar todo lo que iba preparando cada día.  Recuerdo aún hoy como me emocionaba cuando iba a comprar mis vegetales y según lo que viese me surgían ideas para preparar la comida.

Lo más bonito de esta historia es que mi familia cuando vio las fotografías se entusiasmó y les llamó la atención, sobretodo, las fotos de recetas que mi madre nos preparaba siendo niños, recetas que ella había aprendido de su madre o las que preparaba mi otra abuela cuando nos reuníamos para las fiestas, y me ayudaron a aumentar mis recetas con la incorporación de las que se preparaban en casa de mis abuelos, a través de mi madre, así como ideas nuevas aportadas por ellos.